Vereda
Editorial: Editorial Mercurio
VEREDA surge con la reflexión del paisaje insular canario: el rural, el urbano, la presencia del mar cercana, desde el horizonte. Asimismo, reflexiona sobre la acción humana en el medio físico. La huella antropológica en el quehacer histórico y cultural en el paisaje entendido aquí en un sentido amplio. Por tanto, deja constancia de paisaje dañado, herido, el que da una imagen caótica: un desorden, un abandono y una cierta deserción estética son marcas que definen en gran parte el paisaje. Y refleja en su forma literaria esa constatación. El lenguaje se retuerce, se hace indescifrable en una primera instancia, se rebela contra sí mismo, se hace áspero en muchas ocasiones.
En VEREDA la escritura adopta una forma caótica, desordenada e irregular. El ritmo lo da la misma forma: una actitud deliberadamente dispersa, fragmentaria y en apariencia inconexa. ¿No es así como se nos muestra el paisaje cuando lo miramos y analizamos con detenimiento? Esto es: una mirada particular que reflexiona, por analogía, sobre el paisaje interior. ¿No es la contemporaneidad concebida también como una entidad caótica y paradójica; como un espacio figurado lleno de contradicciones no siempre fáciles de entender? En última instancia, reflexiona sobre el paisaje intervenido, no sobre el paisaje natural. De manera que queda así marcada la distinción de lo cultural de la acción humana y lo natural de un paisaje en bruto y sin la actividad humana. VEREDA es, en definitiva, una reflexión sobre el sentido de la presencia de lo humano y su propio lenguaje, ese que utiliza para el conocimiento y gozo de la existencia.